martes, 31 de mayo de 2011

LA VOZ DE LOS HOMBRES SAPIENTES



La voz de un hombre que ha nacido para hablar, no puede ser amordazada por una prohibición
La Sociedad Civil debe constituirse en tribunal y foro para que el clamor de la vida comience a latir bajo las palabras lanzadas desde Internet y los Internautas se transformen en ABANDERADOS TRANSFIGURADOS en la elocuencia de sus discursos y convertirse en ABOGADOS defensores de la auténtica DEMOCRACIA.

Hilar discursos llamados a convencer al indiferente, a mudar al tozudo con razones, a excitar al débil. No importa soledad, aburrimiento y desempleo. Necesitamos la palabra, nuestra palabra retenida como en una cárcel, y ya es hora de estallar desde lo más íntimo, buscando anhelantes el diálogo con los otros y buscando soluciones para nuestra SOCIEDAD.

Si hay que defender el orden, hagámoslo; no puede prevalecer la mediocridad, el abuso y el desastre.
Podemos trastocar los tiempos.
Podemos hacer hablar a todos por Internet.
Podemos albergar la generosidad para con nuestros amigos.
Podemos ensayar la proximidad entre la libertad que tenemos por medio de Internet y dialogar entre todos para mejorar.
Podemos instaurar de nuevo la justicia y el valor que se sostenían en la firmeza de nuestras costumbres y tradiciones que deben ser el ejemplo para un futuro inmediato y añoranza del presente.
Podemos hablar con los personajes de nuestros más castizos y españolísimos escritores, aprovechando las ideas, los conceptos, la fe, la confianza, el conocimiento y defensa de todo lo nuestro: la España eterna y gloriosa, obra de todos los que han poblado y trabajado, conquistado, forjado nuestra nación, única en el mundo por su cultura y sus conquistas en todo orden.
Podemos revivir a todos nuestros creadores en cualquier orden de perfeccionamiento.
Podemos dar vida a todas las obras de nuestros mayores en todo terreno: iluminando todos sus trabajos, y escritos o sus hallazgos, interpretándolos, comparándolos, buscándolos en espacio concreto, en corrientes, escuelas, saberes, encuentros, monumentos y esculturas…
Podemos debatir dialogando todas sus conquistas para hacerlas realidad en nuestros días.
Podemos buscar a ese interlocutor que está ausente, pero que lo necesitamos en todo nuestro trabajo; a ese receptor mudo y lejano, que lea nuestros clásicos y escritores y no se queje que no tiene tiempo.
Podemos estar retando a toda una cultura que se nos quiere arrebatar.
Podemos beber en unas fuentes prístinas y antiguas la clarividencia, la elevación y el orden en todo el quehacer de la vida.
Podemos embeber, empapar, impregnar de toda nuestra cultura grecolatina y hacer más asequible los lenguajes poéticos, filosóficos, científicos, históricos y geográficos de los cuales, como europeos, tenemos un acervo monumental de saberes y quereres.
Podemos ubicar todas la producciones literarias, ensayísticas, doctrinales, teológicas, filosóficas, científicas, médicas, farmacéuticas, homeopáticas, etc.
Podemos aceptar el todo, el bagaje auténtico que nos han transmitido y hacerlo vivo en el momento de la década primera del siglo XXI.
Podemos aprovecharnos de todo ese acervo de nuestros antepasados.
Podemos entender que el hombre es más libre, más rico y más capaz; y que podemos mudar con el correr de la vida, aletargando unas ideas, recogiendo otras, percibiendo cosas nuevas, rechazando con humildad aquellas en las que estaba dudoso o confundido.
Marbella, a 11 de julio del 2.010
Evaristo B. Lozano



domingo, 8 de mayo de 2011

EN AGRADECIMIENTO A ANDRÉ ÁRTABRO Y SUS BUENAS INTENCIONES




EN AGRADECIMIENTO A ANDRÉ ÁRTABRO POR HABER TENIDO LA GENTILEZA DE ANIMAR A SUS LECTORES QUE SE DIGANARAN A PASAR POR MIS HUMILDES Y SENCILLAS BITÁCORAS QUE LO ÚNICO QUE PRETENDEN ES DAR UN POCO CALIDEZ Y AYUDA A LOS QUE ME LEYEREN: NO HAY MÁS PRETENSIÓN, NI MÁS QUERENCIA.

Tus palabras, querido André de Ártabro, me sirven para desentrañar un poquito lo que yo pienso sobre la amistad, y lo que dejaron nuestros clásicos grecorromanos y judeocristianos; amén de la pléyade de nuestros propios escritores que son base y luz de nuestras vidas:

Son dignos de la amistad AQUELLOS
En los cuales está la causa
De que sean amados:
¡ Género raro!
En efecto, todas las cosas preclaras
Son raras, exiguas:
No hay algo más difícil
Que encontrar algo que sea perfecto…
Pero la mayoría ni conocen algo bueno
En las acciones humanas,
A no ser lo que sea de provechoso;
Aman a los amigos a aquellos
Sobre todo de los cuales esperan
Obtener el mayor provecho.

Así carecen de aquella AMISTAD
Hermosísima y sobremanera natural;
Que debe ser buscada POR SÍ
y a CAUSA DE SÍ.

La Naturaleza nos da harto ejemplo de ello:
En las que vuelan, en las que nadan, en las agrestes,
En las domésticas, en nuestras mascotas,
En las feroces, basta contemplar los documentales
Del mundo animal, pues ellas mismas se aman,
Ya que esto nace juntamente con todo ser animado,
Del mismo género a los cuales se unen:
Todo ello lo hacen con deseo y con cierta semejanza
De AMOR HUMANO…
¿Cuánto más sucede esto por naturaleza
En el hombre, que no sólo el mismo se ama,
Sino que busca a otro, cuyo ánimo mezcle
Con el suyo de tal suerte que casi
Haga uno solo de ambos?

Pues justo es que uno mismo sea primeramente
Varón bueno, y luego, que busque otro semejante
Así mismo. En tales hombres puede confirmarse esta
Estabilidad de la amistad;
Pues hombres unidos por la benevolencia,
Después, se alegrarán con la equidad
Y con la justicia, y el uno emprenderá
Las cosas por el otro
Y no pedirá el uno jamás algo al otro,
A no ser algo honroso y justo,
Y no sólo se honrarán y amarán entre sí,
Sino también que se respetarán.

Pues quita el mayor ornamento de la amistad,
Quien quita de ella el respeto mutuo.

La amistad ha sido dada por la naturaleza
Como auxiliar de las virtudes.

Esta es la sociedad en la cual están todas las cosas
Que los hombres piensan que deben ser buscadas:
La honradez, la gloria, la tranquilidad
Y el gozo del ánimo: de suerte que, cuando estas cosas
Están presentes, la Vida es dichosa, y sin éstas no puede serlo.

Pues la amistad se desliza, no sé cómo,
Por las vidas de todos nosotros

La Naturaleza nada ama solitario
Y siempre se esfuerza por encontrar algún apoyo
El cual es el más dulce en cada amigo querido.

La misma Naturaleza declara con ciertas señales
Qué quiere, qué busca y qué desea,
Sin embargo nos hacemos sordos no sé cómo
Y no oímos aquellas cosas de las cuales
Somos advertidos por la misma Naturaleza.

Tenemos que evitar muchas causas de sospechas y de ofensas:
Las cuales ora evitar, ora suprimir, ora soportar,
ES PROPIO DE UN AUTÉNTICO SABIO CLÁSICO.
Única ofensa soportada aquella que tienda a que ya la verdad,
Ya la lealtad se conserve en la amistad.
Y que siempre esté presente la cortesía.
Apártese lejos la adulación auxiliar de los vicios;
Que no es digna, no sólo de un amigo,
Pero ni siquiera de un hombre libre.

Ciertamente, queridos amigos, pues de un modo
Se vive con un tirano,
De otro modo con un amigo.

Así como es propio de la verdadera amistad
No sólo amonestar, sino también ser amonestado,
Y hacer lo uno libremente, pero no ásperamente;
Y recibir lo otro pacientemente, no con repugnancia:
Así se ha de tener por seguro que ninguna peste
Hay, en las amistades, mayor que la adulación,
El halago y la excesiva condescendencia: pues nunca
Nos excederíamos en tachar con expresiones de censura
El vicio de hombres despreciables y pérfidos,
Que siempre tratan de agradar con sus palabras,
Pero que nunca dicen la verdad debida.

El disimulo es, ciertamente, vicioso en todo momento,
Pues no deja ver la verdad y la adultera;
Pero en nada repugna tanto como en la amistad;
Porque destruye la verdad, sin la cual la amistad
Se derrumba por completo.
Pues, siendo la quintaesencia de la amistad
El que varias almas vengan como a fundirse en un sola,
¿ Cómo va a lograrse esto cuando ni siquiera en una persona sola
Se encuentra un alma sola, es decir, siempre igualmente dispuesta,
Sino que es tornadiza, mudable y complicada?

Con diligencia, se puede discernir al amigo lisonjero
Y distinguirlo del verdadero, como se distingue siempre
Entre lo falsificado o fingido
Y lo auténtico y verdadero.
Incluso las asambleas populares, aunque se componen
De gente indocta, suelen ver la diferencia que hay
Entre un ciudadano demagogo, populachero,
Es decir, adulador y voluble,
Y otro constante, severo y grave.

Pues si en la escena, que tal puede considerarse una asamblea
Del pueblo, donde tanta cabida tienen las ficciones y apariencias
Acaba por triunfar la verdad con sólo que se la descubra
Y ponga de manifiesto,
¿Qué sucederá en la amistad, que estriba por completo en la verdad?
En ella, si no ves que tu amigo tiene, como suele decirse,
El corazón en la mano,
Y si tú no le muestras igualmente el tuyo,
No hay seguridad y confianza posibles;
Ni siquiera en amar o ser amado,
Puesto que se ignora lo que en realidad sucede.

La virtud es en todo caso amante de sí:
Pues ella misma se conoce muy bien,
Y se comprende cuán amable es.
Sin embargo, también los hombres más graves
Y constantes deben ser amonestados,
Para que apliquen su ánimo a fin de que no sean sorprendidos
Por una adulación astuta.

La virtud, no me cansaré de repetirlo, es la que concilia
Y conserva las amistades. Porque en ella se basan
La armonía, la estabilidad y la constancia de los sentimientos.
Cuando la virtud se descubre y manifiesta su luz,
Si ve y reconoce el mismo brillo en otro,
Dirígese hacia él y, al mismo tiempo,
Recibe su luz en sí; lo cual enciende en ambas partes
El amor o la amistad:
Que de amar tomaron uno y otra el nombre;
Y amar no es otra cosa sino querer al que se ama
Sin interés y sin buscar ningún provecho;
El cual, sin embargo, nace de la amistad como una flor,
Por muy desinteresado que uno sea.

Puesto que la vida y la naturaleza del hombre
Están dispuestas de manera que una generación
Nace de otra, el término de nuestras aspiraciones
Ha de ser llegar, por decirlo así,
A la meta en compañía de nuestros iguales
Que han comenzado la carrera al mismo tiempo que nosotros.

Mas, como las cosas humanas son frágiles y caducas,
Siempre tenemos que buscar algunos a quienes amemos
Y por quienes seamos amados:
Porque, sin amor y sin cariño, la vida pierde todos sus encantos.
En efecto, de todos los bienes recibidos por la fortuna o la naturaleza,
Nada tengo que pueda comparar con las amistades enraizadas.
Pues sus recuerdos viven muy presentes
Y los alimento y acreciento con la meditación y el recuerdo.

Hay concordias sobre muchos puntos del pensar del devenir
Vital y educativo, pasando por el cultural y el pensar occidental.
Estas cosas tuve, querido Andrés, para recordar
El buen hacer que con tu entrada me ha llevado
A todas estas disquisiciones, digresiones
Que a más de uno le llevarán a pensar y a encender la luz
Del intelecto y se ponga a cavilaciones de sentido común
Que ponga la virtud por las nubes de esta lluviosa primavera;
Pues sin ella, la amistad no puede existir,
Que fuera de ella, nada consideréis más excelente que la AMISTAD.

Todo esto es mi regalo a tu generosa invitación
A tus lectores para que pasen por mis bitácoras,
Y se hagan partícipes de lo que se explaya en ellas
Y mejoren lo expuesto, coparticipen en lo meliorizante
Que puede quedar un trabajo compartido.
Que sigan revoloteando por tus bellas composiciones.
Marbella, 17-24 de abril, SEMANA SANTA DEL 2.011
Evaristo B. Lozano