¡Cuánto deseo de desatenderse de
obligaciones!
¡Cuánto desafecto nos debemos a
diario entre humanos, en cuanto al sexo y a la convivencia!
¡Cuánta palabrería vana en la
unión!
¡Cuánto dejar las formas porque
las desganas se apoderan de uno o de una!
¡Cuánta insinceridad en la
convivencia!
¡Cuánto desamor en el diario
vivir!
¿Cuándo esmaltaremos de escenas
líricas de amor nuestro vivir?
¿Cuándo reinará un oasis lírico y
consensuado pleno de comprensión y entrega?
¡¿ QUIÉN DARÁ A LA
PAREJA DE LOS HUMANOS LA CONSISTENCIA, LA ENTREGA, LA CONVIVENCIA
REPONSABLE, LAS CARICIAS EN TODA SU EXTENSIÓN TAN NECESARIAS
PARA PODER RESPIRAR A PLENO PULMÓN, EL HABLAR Y DISCUTIR TEMPLADO, EL NO ENGAÑO
POR NIMIO QUE SEA¡?
Pues normas de vida, de esta
nuestra vida, la tenemos en la conciencia de nuestros clásicos y de nuestra
tradición. Sólo, que hoy, en un siglo sin apego y sin Principios lo queremos olvidar todo ante el menor
desapego. ¡Poco importan los hijos! ¡Poco importa la vida en común! ¡Poco
importa la vida familiar!
¡Tanta farsa! ¡Tanta deslealtad!
¡Tanta falta de amor y caricias y te
quiero! ¡Tanta carencia de muestras auténticas de ser siéndonos!
Pues nuestros clásicos apoyándose
en las letras del abecedario, trenzan con garbo el ideal de la mujer y del
marido; ideal que adquiere valor existencial al considerarse como la joya
diaria del devenir de la pareja desposada.
Cierto que en todo cuadro idílico
se ciernen sombras de buitres, aves rapaces que vienen a desestabilizar la paz
del nido y el vivir; como es el caso del Comendador:
Señales
son del juicio
ver
que todos perdemos
unos
por cartas de más,
otros,
por cartas de menos.
Dijeron
que antiguamente
se
fue la VERDAD
al cielo;
tal
la pusieron los hombres/las mujeres,
que
desde entonces no ha vuelto…
¡¡¡“SÓLO
SÉ QUE NO SÉ NADA”,
para
meterme por estos vericuetos humanos!!!,
haciendo
la cuenta…con mi humildad,
adonde
lo más es menos.
No
me precio de entendido,
de
desdichado me precio,
que
los que no son dichosos,
¿cómo
pueden ser discretos?
Dos
polos tiene la tierra,
universal
movimiento,
la
mejor vida, el favor,
la
mejor sangre, el dinero.
Fea
pintan a la envidia,
yo
confieso que la tengo;
de
unos hombres que no saben
quién
vive pared por medio..
Con
esta envidia que digo
y
lo que paso en silencio,
a
mis soledades voy,
de
mis soledades vengo:..
Virtud
y filosofía
peregrinan
como ciegos;
el
uno se lleva al otro,
llorando
van y pidiendo…
Nuestras
vidas debieran estar henchidas
de
inspiración poética y gracia,
expresión
en nuestras comunicaciones
de
connubio armónico y vivaz.
No haya fallos en la correspondencia
que
debe estar exuberante
de
sinceridad y emoción.