sábado, 19 de noviembre de 2011

AMISTAD REFLEXIVA



¿Creo en ella? ¿Creen en ella? ¿Qué pensamos de ella en los tiempos que corremos?
No quisiera hacer divagaciones; caminar sin rumbo fijo; apartarme del asunto que hemos propuesto. Vamos a hacer unas deducciones de peldaño a peldaño para que nos entendamos y entre todos calibremos lo que nos jugamos:
Ten un resguardo inquebrantable en amigo fiel, pues sólo será tesoro, si es fiel.
Más amigo es el amigo cercano, que el hermano, pariente lejano.
Debemos hacernos con buenos amigos que nos enseñen lo elevado, y perversos, crueles enemigos, que nos impidan obrar lo bajuno.
No contraigamos amigos a la ligera, y conservemos los que hicimos.
El amigo ha de ser como el dinero, que antes de haberle menester, se sabe el valor que aporta.
La amistad es el puerto deportivo de la vida, como el que se confecciona en la Bajadilla.
El mejor amigo es el que trae a su amigo al redil meliorizante.
La amistad los amigos se lleva, la prosperidad los hace, y en la enfermedad y adversidad los prueba: pocos son los que verás al lado de tu infortunio. Tenemos multitud de casos cada uno de nosotros. Lacerante verdad ésta…
Pongamos tanto cuidado en la elección del amigo, que no empecemos amando al que un día odiemos.
Gran amistad entre dos hombres/mujeres semejantes en virtudes y cualidades, pues nada hay que inspire más intimidad que la semejanza de costumbres: aquí surgirá la más bella, válida y gustosa amistad.
Razón demás para considerar, que en este estrafalario mundo y sus halagos no hallaremos la auténtica amistad. Pues no hay cosa más peligrosa que la adulación, la lisonja, la falacia, la mentira…
Amistades hay que concluyen ya, nunca fueron auténticas amistades que por estos lares , las hay a millares en todos los rincones, reposiciones y saraos inmuebles…
Tal vez la amistad del hombre sea un apoyo; la de la mujer, siempre es una consolación.
No se debe dejar crecer las sospechas en los corazones de los amigos; pero, como la hez de la taberna despide a los borrachos, así la adversidad al fingido amigo. Ya que ese amigo es nuevo, nadie piense que el que se juntado será bueno, sino, como ha demostrado, pésimo y lisonjero. Ya que, cuando es buena y verdadera, no puede ausencias, ni necesidad, ni otro subterfugio partirlas, como muchos la ejecutan.
El parentesco puede estar sin benevolencia y afecto, la amistad no. Esta es la hija de la elección propia, el parentesco del acaso. El parentesco puede hallarse desunido, sin comunicación ni asistencia recíproca, la amistad no, porque la unen tres cosas: la naturaleza por medio de la semejanza, la voluntad por medio de lo agradable y la razón por medio de lo honesto.
La naturaleza no dio a escoger al padre qué hijo quisiera tener, ni al hijo qué padre; nos da a escoger amigos. Esta es más noble amistad, a la cual precede elección y acuerdo; ésta es más excelente y fina, por ser más acendrada y limpia de respeto e interés; pero, de natura en lo tocante a darnos buenos parientes y allegados para que escoger pudiéramos y mejorarlos con juicio, elección y voluntad.
No busquemos como único compañero a un amigo fiel, pues os expondréis a hacer camino solos toda vuestra vida, pues hay un cierto parecido a las navajas barberas, sale una buena, cuando sale.
Muchos jóvenes se pierden por su elección a la ligera de los compañeros y amigos; pues muchos son dados a la transgresión y falsos caminos: ¡Jóvenes, seguid el recto caminar, ya del conocimiento, ya de la sabiduría, ya de la empatía…! y así encontraréis durable paz, y una auténtica amistad.
Dad la victoria y ventaja a tal dama y a tal amigo, y sed labrador que el trigo debe separar de la paja; que la amistad no es cosecha fértil; que en tiempo oportuno volviendo ciento por uno enriquece y aprovecha; ni sois poco felices si en tal
estéril edad en la que no se halla amistad, años sembráis siete y cogéis uno.
La regla de que la semejanza engendra amor, y la desemejanza odio, tiene tantas excepciones que pudiera borrarse del catálogo de los axiomas. La amistad pide habitud de proporción, no de semejanza.
Muchos han venido de aquí y de allí, costasoleros ellos, si en la esfera no están de los pudientes: son los amigos lo que son los dientes: se quiebran y se pudren con los años.
Por un amigo bueno, fiel y constante, ¡cuánto traidor te burlará tu fe!
Podemos considerar la amistad como una fraternidad y en el sentido supremo es un bello ideal; es algo necesario, da nuestra alma tono fuerte, excelso, poético; sin esto, difícil elevarse sobre el fangoso terreno del egoísmo; pues no demos el nombre sagrado de amigo, dándoselo a quien tiene pocas virtudes o no conoce alguna.
Pocas amistades completamente desinteresadas: quien sirve y ronda y mima, aplíqueselo a tantos costasoleños desde los profesionales del papel hasta los conserjes de portería; tan sólo buscan su interés y magno bocado dejando de lado al esforzado. ¡Alerta! ¡Te está engañando! No son amigos, son mercaderes que la hacienda pública debiera espiar. ¡ Cuántos advenedizos hay por toda la costa, el pueblo les llama “costasoleros de afán”!¡Oh los amigos, los amigos! No cierres el ojo que te estafarán.
Una sociedad corrupta no puede dar amigos, sino corrupto entero y tripero.
Si quieres concluimos:
No busques otro amigo fuera de tu mismo SER:
los demás, si es por estos lares costasoleros y ribereños,
te ROBARÄN las ganas y los PLANES que traigas.
Corrupta está la confianza que puedes DEPOSITAR.


Cuatro son las suertes de amigos: de fortuna, de mesa, de fe, y de servicio.
Los primeros se despiden al despedirse la fortuna;
los segundos, al quitar las mesas;
¡cuántos de éstos ha habido en la Costa!;
los terceros, se perpetúan;
los últimos, mientras el servicio dura.

El REFRANERO es prudente y sabio:
Entre dos amigos, un notario y dos testigos,
el gitano lo sabe,
quien le prestó el amigo,
cobra un enemigo.

Comida hecha,
compañía deshecha.
El más amigo
la pega:
Amigo del buen viento,
se muda con el tiempo.
Marbella, 22 de febrero del 2007
Evaristo B. Lozano